POLÈMICO RETRATO DE UN PLAYBOY
* * *
BUENA
Héctor Olivera se emprende una vez màs en contar
una
historia que encuentra su marco en el plano socio-político de la
Argentina. El
creador "La Patagonia Rebelde" y "El Caso Maria Soledad"
retoma la senda al polemizar sobre la tumultuosa vida de Juan Ramón
Duarte, un
personaje el cual es vàlido abordar, dado su controvertida
existencia, contando el apogeo y
decadencia del quien fue Secretario de la Presidencia del Gral.
Perón.
El film muestra sin filtros sus negocios de gobiernos, sus ascensos
políticos; la vida disipada y arriesgada de un hombre que tuvo dinero, poder,
mujeres y
también tuvo los días contados.
Juancito
Duarte era el hermano de Evita. También un playboy
y mujeriego, un muchacho de vida fácil y, no menos importante -y
causa de
su ascenso-, el secretario privado del Presidente Perón. El guión de la
película se lo reparten José Pablo Feinmann y el propio Olivera.
La dirección de
Olivera es sobresaliente al momento de retratar con detalle y fidelidad la
época peronista, logrando plasmar en pantalla los requerimientos acerca de
la
realidad político y socio-económica de la época. Oliera sabe
conjugar
buenas técnicas para entregar una gran escenografia, impecable uso de
vestuario
e interesantes escenas de valorable intercambio dramático.
Intèrpretes de primera calidad pueblan un nutrido elenco: Norma Alejandro compone con prestancia a la madre de Juan y Eva, mientras que Alejandro Awada se vale de su probado histrionismo para componer a Campora. Suman calidad al reparto la gran labor de Alejandra Majluf para Nini Marshall y una breve intervención de Roberto Carnaghi.
No debe
olvidarse que el centro de las circunstancias es Juan Duarte, y el resto
del relato
es
secundario. Es por eso que no debe castigarse (aunque no dejar pasar por
alto)
una marcada irregularidad indefenida al delinear ciertos
personajes como Elena Colimer o Fanny
Navarro
cuyas intervenciones (cambio de identidad de por medio) difieren en
cuanto a
los exactos hechos históricos en términos de la influencia y promoción
que tuvo
Duarte en sus carreras profesionales.
Es cierto que esta tergiversaciòn
ficcional no altera el
rumbo de
la historia y de su personaje central, pero en su fàn tendencioso,
Olivera abusa de sus libertades de la hora de encarar una biopic. Mas
allá de ciertas carencias en cuanto a lo mencionado, "Ay, Juancito"
truinfa por peso propio y el relato
gana dimensiòn y dramatismo. La quintaesencia de la etapa gloriosa
peronista
magníficamente retratada, posee su cuota de èpica y opulencia. Una etapa
marcada a fuego por la frivolidad de la clase alta y
la
demagogia de la clase politica, donde había ricos muy enriquecidos y
pobres muy empobrecidos.
Clip - trailer:
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